En esta época de aislamiento social han venido muchas dudas a mi cabeza sobre lo que realmente necesitamos y lo que no. Nos hemos adaptado a un nuevo estilo de vida, donde muchas cosas que antes nos parecían indispensables, ahora han pasado a segundo término, sin embargo, este nuevo estilo de vida lo hemos asociado con nuevos estímulos que convenientemente suprimen a los anteriores y han evolucionado a lo que actualmente estamos experimentando como sociedad aislada de la misma.
Esta incesante empatía de ver las redes sociales y ver los productos nuevos que el influencer en turno te muestra no sólo para ganar seguidores, sino para que los adquieras y se conviertan en tu nuevo juguete, en tu nuevo capricho. Cabe destacar que como asesora financiera siempre recalco a mis clientes que gastar de manera responsable no es una opción, es la única opción que tienen, sin embargo, soy muy clara en que gastar en artículos aparentemente “innecesarios” son de suma vitalidad para la dispersión y entretenimiento.
Así que la pregunta es, ¿vale la pena comprar el artículo que está de moda? Mi respuesta sería la siguiente: Preguntarse ¿por qué lo quiero? Y ¿para qué lo quiero? Serían un buen comienzo. El objetivo de estas preguntas es analizar la durabilidad del producto, el impacto que tendría en tu vida y también si tu estilo de vida cambia a partir de la compra de este artículo.
Muchos de mis clientes me dicen que temen adquirir cosas por la situación actual, ergo endeudarse. Es un miedo bien fundamentado, la incertidumbre hoy más que nunca tiene mayor impacto no sólo en la economía de las personas, sino en su estado emocional. Aún así me atrevo a decir que las ventas de artículos aparentemente innecesarios han aumentado de manera considerable en estos últimos meses; Amazon se ha convertido en el mejor amigo de muchas personas, lo cual podría parecer contradictorio al miedo que fundamentalmente representa para muchos pensar a futuro.
Así que si llevamos este fundamento a la praxis, la toma de decisiones sobre lo que es necesario y lo que no debería de ser aplicado también en el beneficio a futuro. ¿Qué me aportará esto en un tiempo muy determinado? Considero que la necesidad debe de estar ligada con el beneficio. Así que te invito a que te hagas estas preguntas, no le tengas miedo al futuro y analiza siempre en función a largo plazo.
En GESPAT te asesoramos de manera puntual sobre cómo tener un presupuesto para cualquier etapa de tu vida. Contáctanos y te ayudamos a plantear tu futuro para tu beneficio.
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